jueves, 16 de agosto de 2007

¿Pena? Pena el burro...

Arrepentirse de nuestro pasado, de nuestras raíces, es la forma mas fidedigna de demostrar que se es un pelele falto de personalidad. Por tanto, no se debe tener vergüenza de admitir hechos, gustos, costumbres o simplemente experiencias que formaron parte de tu quehacer cotidiano o de tus gustos en épocas de antaño y que hoy no le admites ni a tus mejores amigos, por considerarlo absolutamente ridículo y hundido en el baúl de los recuerdos. Pues hoy limpio el closet y comparto lo que salga con ustedes. A continuación, y en cierto orden cronológico, enumeraré ciertos elementos que jamás hubiera contado o admitido a nadie siendo un típico adolescente acomplejado:


Usaba zapatos Pocholin: Pues si. Los vergonzosos zapatos que no tanto por su apariencia sino por su nombre tan brutalmente lerdo, fueron catalogados como aptos para idiotas, formaron parte de mi colección de calzados durante toda mi infancia, gracias a que un tio putativo trabajaba en la mencionada y aun existente compañía de calzados. A estas alturas, y haciendo un análisis mas profundo, creo que el logo era la causa real de burla. Juzguen.


Fijense en el logo de la derecha, ¿Que fantasía gay habra surcado la mente de ese diseñador?


A pesar de todo, admito que son muy buenos zapatos que al menos no se rompen tan fácilmente como los que fabrican ahora. Larga vida a POCHOLIN.



Hacía torneos imaginarios de béisbol con chapas de refresco. Ya esto rayaba en la demencia, pero era mi alternativa a jugar metras trompo, o volar papagayo como el resto de los chicos comunes, y sinceramente, lo disfrutaba un montón. Los equipos eran chapas de refrescos de las mismas marcas, generalmente pepsi, 7up, coca cola, sprite, brown cola (se me cayo la cedula), generalmente en equipos de cuatro, con uno en la banca (...). Previamente, diseñaba con tiza en el suelo, un pequeño diamante de béisbol donde ubicaba a las chapas, mientras las otras “bateaban” una pequeña pelotita de aluminio. Pero esperen, eso no era todo, llevaba datos estadísticos tanto “individuales” ( para cada chapa) como por equipos. No entiendo como no estoy internado aun.

A pesar de tener una caja llena de muñecos “Master of Universe” (o He-Man), GI Joe’s, pistas con sus carritos Micromachines y una gran variedad de juguetes, mis “equipos improvisados” de Béisbol fueron por mucho tiempo mi juguete favorito.

Únicas bicampeonas





Me disfrazaba de Spiderman incluso en épocas decembrinas. Es decir, no superaba los carnavales durante el resto del año, y mi admiración por el superhéroe era tal que aun asi fuera semana santa, 12 de octubre o 24 de diciembre, yo fielmente me ponía mi disfraz del “hombre araña”. El “cerdo-araña” de los Simpsons me hizo acordar esa época.


El comprende lo que yo sentía de niño


Me gustaban (a rabiar) los Power Rangers, y me vestía de rojo. Si, era fanático de la serie en sus inicios, e incluso mis fantasías se basaban en algún día poder decir MORFOSIS y convertirme en el chavista Red Ranger (por eso me vestía de rojo).

Mi primer modelo de vida


Fanático de los Tazos. Sobre todo los que eran hologramas de los Tiny Toons. Llegue a completarlos casi todos, me faltaron realmente muy pocos. Recuerdo que por solamente tener uno nuevo era capaz de comprar 5 snacks, los cuales botaba luego de abrir. Solo me importaba el adictivo Tazo. Inexplicablemente desaparecieron de mi casa, aun no me explico por que.

Adictivos e inolvidables



Cagaba en el baño de los profesores de mi liceo. Cuando los profesores se den cuenta que los alumnos también merecen baños en optimas condiciones, se acabará este problema. Mientras tanto, siempre habrá un desadaptado que como yo, y sin permiso alguno, se meta en el baño de la sala de profesores de su liceo a dejar perfumados recuerdos.


Mi primera novia: ella me pidió el empate a mi. Recuerdo que yo temblaba como epiléptico aquel soleado viernes en mi Colegio, mientras veía a aquella gordita que gustaba de mi acercarse a lo lejos para hablar conmigo. La sangre bombeaba duro en mi cabeza. Una vez pasado el susto, esa noche dormí mas feliz que nunca: por primera vez tenía novia. Que ella me lo haya pedido a mi, es un detalle omitible ante lo bonito de esa experiencia para cualquiera.

Era fanático del tecno-merengue y la salsa (prospecto de mono blanco). El acérrimo fanático del Rock y el Metal que hoy mantiene este blog, en su época antañosa vistió los colores de Sandy y Papo, Proyecto Uno, Los Adolescentes (aunque aún admiro muchísimo a Porfi Baloa como músico) y Salserín. Incluso usé las camisas que puso de moda Servando Primera, que eran abiertas en el pecho y con trenzas en la abertura. Gracias a Dios me reivindiqué tempranamente, aunque a pesar de todo, pienso que dichos géneros son mil veces mas respetables que el regueton. O menos chaborros.

"Zampate tomando el te, ASI"



Hombres G me parecía el mejor grupo del mundo. Ya influido por la onda rockera, y mientras borraba mis cassettes de Sandy y Papo para grabar Led Zeppelín y Queen, Hombres G me parecía el grupo mas glorioso sobre la tierra. Aunque hoy en día, no me parecen un mal grupo, su estilo a lo “new wave” realmente ya no es de mi agrado.

Aún conservo este vinilo



Tocaba Nirvana con un cuatro. Y Lithium fue mi primera canción, sacada con una sola cuerda del cuatro. Aquello me hacia sentir un verdadero Steve Vai (virtuoso guitarrista) y de hecho, eso me valió para obtener como regalo mi primera guitarra, historia que viene a continuación.

Imaginate "Smeels Like Teen Spirit" con uno de estos: YO LO HACÍA



Cambié mi primera guitarra por dos CDs. Asi es señores, esa guitarra que por mi buen oído musical me había ganado, la cambié por solamente dos CDs, originales, también de Nirvana. Mucho tiempo le toco a mi primo perdonarme semejante acto de estupidez.



Mi primer CD en la vida me costó una guitarra =S



Casualidades malditas: tanto en el liceo como en mi propia casa me decían GALLO. De hecho hubo un tiempo en que me lo empecé a creer. Era inaudito y probabilísticamente imposible que casi simultáneamente, dos bandos distintos (el del colegio y el de mis primos en mi familia) me dijeran el mismo apodo. Eso me hizo pensar que realmente hacia meritos para llevarlo a cuestas. Un cambio de actitud fue necesaria, solo así me lo pude quitar. A modo de reflexión: creo que el incidente con la guitarra y lo de mi primera novia justificaban esto. Bueno...

"Ahi está el primo de Juan" era un chiste muy recurrente

Y esas son las cosas confesables por el momento. Lo importante de esos detalles que alguna vez te avergonzaron o te hicieron sentir mal, detalles que te cuestan admitir, es recordarlos con una sonrisa en la cara, reconocerlos como parte de un buen pasado que a veces (al menos es mi caso) quisiéramos que volviera algún dia.

Pero no queda de otra, hay que seguir nutriendo nuestras vidas de nuevas experiencias que recordar.

Nota final: Pobre del que por esto se le ocurra decirme gallo. Ojalá se muera










Y no es broma... =)

1 comentario:

Camilo Ernesto Reyes Rodríguez dijo...

Yo también "cagaba" en el baño de las maestras en mi colegio, así como tomaba agua en el surtidor de agua que estaba destinado a las mismas (en el que había que poner un botellón grande de agua potable boca-abajo en una máquina enfriadora y había que usar vasitos en forma de cono para beberla [tanto los baños como los bebederos destinados a los alumnos estaban "vueltos mierda"])...