lunes, 24 de septiembre de 2007

Serie I: El Venezolano es...

Lambucio!!!


Si, el venezolano es exageradamente “hambre” y atorrante cuando escucha la palabra “gratis” o regalado. Las analogías mas cercanas que explican gráficamente esta conducta pueden encontrarse en las focas que aplauden por pescado, o en los perros sarnosos que corren detrás del hueso que les avientan.

Antecedentes:

Y es que esta conducta le es inculcada al venezolano desde la misma edad pre-escolar, en la que nos hacían pelearnos por los cuarticos de leche que acompañarían las comidas. Allí, en esa época, comienza el lambucio-oportunista que todos llevamos por dentro a desarrollarse óptimamente, tal y como si tomara Sustangen

De ello comencé a darme cuenta claramente en el FITCAR del año 2006, donde la gente se agolpaba y peleaba inclusive para recibir un bolígrafo o simplemente un folleto que no serviría para mas que echarse a manera de abanico. La cola para poder recibir un dedo de ron cubano gratis le daba la vuelta al galpón, y creo que si digo un dedo exagero la cantidad: un vasito de borrachito que apenas le mojaban el fondo.

La fiesta de aniversario del periódico El Nacional fue otro escenario donde se puso de manifiesto el hambre y las ansias acaparadoras y egoístas de esta variopinta población: por una arepita y un pedacito de queso, cortesía de las Marcas“Harina PAN” y “Los Frailes” respectivamente, las filas de personas eran impresionantes, sumando a esto que por supuesto, todo el mundo campaneaba orgullosamente su trago 5% whiskey, 95% de hielo, con expresiones de autosuficiencia inmamables: “Al fin pegué una como arrocero”, sería el pensamiento colectivo.

Hechos:

El junquito, localidad aragüense por excelencia para la venta de las delicatesses derivadas del cerdo y el maiz, o en otras palabras, de cochino frito y cachapas, es un altar por excelencia donde el venezolano desnuda su carácter lambucio y pedigüeño: antes de comprar (si es que compran algo), una familia entera es capaz de hacer un tour completo, ida y vuelta, probando todas las muestras que ofrecen los vendedores de chancho frito, morcilla, chorizo y cualquier cosa que les ofrezcan.

Mas reciente y clandestinamente, he sido testigo de cómo la locura y el frenesí del vulgo común se exacerba ante la presencia de un camión que reparte los jugos mas asquerosos del universo: los California Dietéticos. Lo más risible es ver como llevan dos en una mano mientras ingieren el otro, cuales infantes a la hora de su recreo, cuales perro que se alejan triunfantes con el hueso en el hocico.



Esta cola para pedir jugos se formó on menos de 15 segundos


¿Cuántos de los que vacían la bandeja de muestras de Pretzels compran luego una bolsita de estas frituras? Fácil: muy pocos.

¿Cuantos se niegan en recibir una muestra de colonia o en su defecto un papel oloroso a perfume que nunca va a comprar? Mas fácil aún: ninguno.

¿Cuántos miles de familias reciben visitas en el intervalo de 11 a.m. a 1 p.m., justo cuando la casa entera huele a tajadas fritas y ya se ha destapado el refresco? Estos son los arroceros de la hora del almuerzo, que buscan el primer restaurante gratuito de turno.

Dentro de ese mismo gremio, sea en tu trabajo o en una feria de comida, está aquel que fiel y peregrinamente observará tu vianda o bandeja de comida con atención diabólica, figurándose que tan sabrosa puede estar tu comida. Entran aquí también los que ordenan de acuerdo a lo que tu hayas pedido, mientras te velan de la manera mas descarada.

Inclusive, en los estratos que se autodenominan altos, pudientes, de categoría, también se manifiesta esta conducta “perrosarnosera” que describe al venezolano. Basta con fijarse con atención en un matrimonio de esos “vergatarios” en Doña Perica de los Palotes, con su copete bien secado, esperando que se acabe el bonche para ir con una servilleta a saquear la mesa de los quesos y embutidos, asegurando un buen desayuno de arepa con jamón serrano y queso gouda, mientras el marido vacía la botella 12 años en un recipiente desechable de refresco. “Eso no es todo los días”, dirá para sus adentros la doña, mientras ordena al hijo agarrar el centro de mesa, que por supuesto, también es de ella.

En el mismo gremio de las fiestas, pero ya un poco en las clases mas pelabolas, es decir media y baja, no hay bandeja de tequeños que dure mas de 5 minutos. Por supuesto, siempre hay que llevarle torta a Tia Teresa y a Carlitos, que no vinieron, con gelatina y quesillo incluidos.

Por cierto, no me enteré si el mega sancocho de la avenida Bolívar se acabó, pero seguro estoy de que sí, de que esa vaina voló, y que los que comieron lo hicieron rápido para volver a formarse en la fila (si es que hubo fila) y repetir.

Si en tu trabajo los patronos son considerados y no ven en las personas mas que simples borregos de carga, en algún momento habrán puesto una maquina dispensadora de Café o distintas variedades de bebidas calientes. Prepárate a ver entonces como a mas de una compañera que hasta ese momento te parecía que derrochaba elegancia, se le sale el instinto de cachifa, solo que vestida de ejecutiva, agotando el suministro de bebidas para llevarle a sus “amigos” en una bandejita improvisada. En mi caso llegué a ver una que se llevó en un solo viaje 9 mocaccinos. Llegué a pensar que se rebuscaba en las afueras del edificio vendiéndolos.

¿Queda botella en pie cuando hay “OpenBar” o “Barra Libre” en una fiesta o discoteca? Si. Las de refresco y agua mineral. Por que las de caña vuelan todas. La gratuidad del asunto introduce a las personas la necesidad de tomar hasta que su alma pida compasión, que generalmente es cuando las bebidas etílicas merman y se termina.


Conclusión.

El venezolano es lambucio

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un poco extremista para mi gusto, pero en parte cierto. Fíjate como aquí no existe eso del free-refill. Incluso en sitios como burguer king en otros países te rellenan el refresco gratis... me imagino que si hacen eso aquí veríamos a gente llenando poncheras

Juanbrujox dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Juanbrujox dijo...

Gracias por el comenrtario estimado. Me gusta exagerar un poco para poner en el relieve todo lo chaborro y falto de cultura que es la poblacion aqui, puesto que como tu mismo dices, aqui no hay limitante en cuanto a autocontrolarse con lo que pueda ser gratuito. Saludos

Camilo Ernesto Reyes Rodríguez dijo...

Hola Juan. Es muy interesante en donde resaltaste la parte de la gente que agarra las muestras gratis de las bandejas en los supermercados y centros comerciales (Pretzels) para no comprar nada. También es muy bueno cuando resaltaste lo del sancocho ¿Cuanto dineros se habrán gastado en los ingredientes para hacerlo?